Bancario
Saber Vivir (sección incluída en el matinal de TVE)
El programa trata de educar a la población sobre conductas más
saludables, enfermedades, tratamientos, y todo tipo de elementos relacionados
con la salud. Los tertulianos del programa son expertos en distintas áreas de
la salud, médicos en distintas ramas, que a través de casos prácticos,
llamadas, consultas o simplemente información se convierten en educadores
sociales.
Su modelo es de
comunicación en ambos sentidos en cierto modo, dado que reciben consultas, pero
son solo eso, consultas. El comunicador-educador, es decir el programa a través
de sus tertulianos, es el que está en posesión de la verdad y pone las reglas
al educado o espectador.
También son ellos
los que eligen la temática, orientación y contenido del programa, ya que todas
las llamadas son filtradas para que consistan en consultas breves que
ejemplifiquen el problema, tratamiento, producto o tema general de la salud que
se esté tratando en ese momento. No se desvían de esos temas salvo en casos
puntuales, y sólo durante un fragmento del programa en el que se permite este
tipo de intervención a través del teléfono o del público en plató. El resto del
programa son diálogos ya establecidos entre los tertulianos y colaboradores que
exponen distintos puntos del tema de ese día.
Se mantiene una
mente dogmática y un tono frío a lo largo del programa, imponiendo cuales son
las conductas deseables y sanas a llevar a cabo por la audiencia para evitar
una serie de problemas de salud, o solucionarlos, a través de un discurso
firme, centrándose en que la población memorice esas conductas y dándole
consejos para conseguirlo.
Hay poco margen
para la inventiva dentro del tema de la salud, pero sí que es cierto que carece
completamente de otros puntos de vista que no sean el puramente
científico-sanitario tradicional. Y dentro de este margen podemos observar una
mente quizá algo limitada o un discurso demasiado cerrado ante otras
alternativas a la salud que existen en la sociedad y que son excluídas en la
mayor parte del programa. Un discurso entre ellas quizá facilitaría que el
programa pudiera suponer un cambio en la conducta y el pensamiento, e incluso
más allá, una construcción de conductas positivas a las que llegue el
espectador a través de la experiencia del programa y no solo por directa orden
de éste.
Conductista
El gato al agua
(Programa de Intereconomía)
El modelo de comunicación educativa de este programa es un claro
ejemplo de conductismo. Hemos puesto varios ejemplos para que se pueda observar
la intención de persuadir la opinión del público en una dirección concreta
mediante posturas, palabras y acciones contundentes que no pasan desapercibidas
a la audiencia y desde luego no han pasado desapercibidas a otros medios de
opiniones distintas que no han cejado en su empeño por rebatirlo. Sin embargo
se posicionan en el mismo modelo de conductivismo al intentar convencer de lo
contrario.
Observamos
claramente la ingeniería del comportamiento de la que hemos hablado en la
teoría en la insistencia y la clara opinión general común de todos los
participantes al programa, de modo que solo se da vueltas a una misma idea u
opinión tratando de llevar al telespectador a que la única conclusión posible
es que esa es la realidad. Presentan las opiniones como hechos con un elevado
tono de suficiencia moral, ética e ideológica que les hace aparentar una
postura imparcial que a la larga es claramente equívoca.
El estímulo
utilizado por el programa es la polémica en torno a temas sociopolíticos de
relevancia y actualidad, y la recompensa ofrecida por así decirlo sería la
visión de la realidad que otros medios no presentan o contradicen. Se
convierten en la voz de la verdad a través de una autoridad que sus cargos
políticos o empresariales les dan como personajes válidos y representativos de
la opinión pública y a través de ello difunden e infunden esas ideas que
después de todo resultan ser subjetivas (como es el caso de no aceptar
opiniones de oyentes que contengan insultos como política de la cadena en otro
programa y que sin embargo un tertuliano pueda proferirlos contra la consejera
de sanidad de la Generalitat Catalana sin que en ningún momento sea interrumpido
por el moderador).
El programa genera
un hábito de consumo no material, pero sí de opinión, y una respuesta directa
en los que sean persuadidos por estas ideas. Aunque queda tan claro a veces el
engaño que es muy posible que sólo aquellos que comparten la opinión de la
cadena harán perdurar sus ideas en la recreación de ellas, y no parece un
sistema capaz de captar opositores, probablemente ni siquiera aquellos dudosos
de su propia orientación política respecto a los temas tratados.
El programa de
hecho llega no a la publicidad pero sí al propagandismo político claro de
derecha. Y sus espectadores o educandos no eligen libremente las ideas o
conductas que tienen sino que adscriben las del programa de forma automática,
que es la intención de la propaganda normalmente. Se considera efectivo si a lo
largo del tiempo perduran sus efectos, pero repetimos que es dudoso que cambie
conductas diferentes y más bien es un refuerzo de conductas ya existentes en
los educandos. Pero es un objetivo válido que sin duda logran alcanzar: el
control social de ese sector es efectivo.
No se da
importancia a los procesos o medios para alcanzar los fines como observamos, la
importancia está en los efectos que después serán medidos por las audiencias y
en última instancia por las manifestaciones de opinión pública social como los
resultados de las elecciones, las encuestas o las manifestaciones públicas. Se
busca exclusivamente el impacto en el espectador mediante emociones que son
transmitidas por la fortaleza y templanza con que las ideas sean transmitidas
aparentando ser algo que no son: verdades objetivas. No facilita el análisis de
los individuos, por el contrario lo niega y lo aplasta con el refuerzo
explicito y unívoco de todos los participantes.
Por todos estos
motivos lo hemos elegido como el mejor ejemplo para representar este tipo de
modelo, y aunque pueda parecer poco original, nos ha parecido sencillamente que
la profusión de ejemplos en los que la verdad es secundaria y es más importante
la opinión y el impacto de este programa eran una oportunidad de estudio que no
podíamos dejar pasar.
Constructivista
Diario de (Programa de reportajes de Cuatro)
A través de este programa se sacan a la luz casos de injusticia
social. Al contrario que otros programas que lo que hacen es entrevistar a
gente en condiciones denigrantes, o muestran malas situaciones, Diario de
aparte de mostrar a las personas que están sufriendo o casos injustos lo que
hace es entrevistar en muchos casos a la parte considerada culpable, haciendo
preguntas comprometidas, con lo cual muestra más interés en cambiar la
situación que muchos otros programas.
Hay una interacción dialéctica entre las personas y su realidad,
se entrevista a las personas para que digan lo que está pasando, muchas veces
hacen las investigaciones con cámara oculta y se infiltran para mostrar todo lo
que sucede desde dentro.
Te hace reflexionar sobre las situaciones que están viviendo
algunas personas o las situaciones que hay en el mundo.
No sabemos si realmente pretende transformar la realidad social
pero lo que si es cierto es que sea por lo que sea te permite denunciar tu
situación. Te permiten escribirles para que puedas hablar de lo que te ha
pasado.
El primer vídeo es un segmento del reportaje del programa dedicado
a las manifestaciones contra la privatización de la sanidad pública madrileña,
en concreto el caso del Hospital de la Princesa, que fue el principio del largo
proceso de huelgas y movilizaciones del colectivo sanitario contra estas
medidas
El segundo, es un link a un vídeo que muestra varios casos, entre
ellos destaca como grupos extremistas que intentan levantar las
manifestaciones. O cómo una persona ha sufrido una estafa con unos cuadros,
y los trabajadores de Diario de llaman al estafador para cerrar una cita con él
y hacernos partícipes del momento en el que se elabora la estafa.
Además acaban diciéndote que han denunciado a la policía el caso para que
puedan actuar contra los estafadores.
Lidia Bedoya
Sara González Ruiz
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